miércoles, 26 de octubre de 2016
ALUMNOS DE TERCER GRADO
PANEL Observa el vídeo de acoso escolar para que veas como se lleva a cabo un panel de discusión.
jueves, 6 de octubre de 2016
CUENTO DE CECILIA
CUENTO
LATINOAMERICANO
3°C
Por CECILIA REYES BONILLA
Estudiante
de segundo año de secundaria
Desde que inicie el tercer grado de secundaria he tenido un recuerdo
recurrente de un chico, con solo recordar su nombre viene a mi
memoria esa tragedia que me atormenta desde entonces. En mi memoria se
conserva el momento de mi llegada a San
Roberto, un pueblecillo pequeño en Guanajuato.
Mis padres recién había muerto
y yo estaba estudiando en la Ciudad de México con mis tíos; vagamente recuerdo que al llegar a San Roberto
tuve un accidente en el que me rompí un pie. -¡Que buena manera de
empezar tu vida aquí!-Dijo mi abuela- ¡Pobre de ti mi niña!
-¡Perdón abuela de verdad me
arrepiento de no haber visto bien ese
coche! – le decía yo cada vez que recordaba el suceso. -¡Pobre de ti, pero ya pronto nos podremos ir
a casa!-repetía constantemente durante mi estancia en el hospital.
Retomé mis estudios y volví
a la secundaria el primero de septiembre,
la verdad no sabía nada de mi nueva
escuela solo que mi mama asistió allí
cuando vivió en San Roberto de pequeña. Cuando llegue lo único que hice fue
mirar el letrero que contenía el nombre de la escuela “Escuela Secundaria San
Roberto del Norte”. Y lo repetía en mi mente hasta llegar al salón.
-Denle la bienvenida a su
nueva compañera, ella es Berenice Rubio-
dijo uno de los profesores- recíbanla y acójanla y no olviden que son un grupo,
pues tienen que ayudarse para poder
graduarse en julio. Recuerdo que en el fondo del salón había un asiento
que tenía un aspecto deteriorado y viejo.
En el receso un grupo de
chicos se acercaron a mí y uno de ellos se presentó diciendo -¡Hola yo soy Israel, ellos son Pablo, Marcos, Martina,
Raquel, Fernando y ella es la jefe de grupo Cat… - dijo señalando a la última
chica.
-Hola soy Catrina, Catrina
Villalobos – dijo la muchacha. - ¡Es un
placer conócete! y extendió su mano hacia mí, entonces la tome y me miro muy
seria, parecía que algo en mi le molestaba de pronto.
Los días pasaron con toda
normalidad hasta que un día Israel se acercó
a mí y dijo -¿Sabes algo? - ¿qué? le pregunté ¿Tendría
que saber algo de importancia? -Si es a historia de la secundaria –dijo con
naturalidad. -¿Y es algo malo? Pegunté -En
realidad tu nombre se configura con la muerte -¿Qué tratas de decir?-Dije un
poco disgustada. Bueno te contaré la
historia de la escuela. Y sentándose a
mi lado comenzó a decir – dicen que hace 26 años cuando inicio la primera
generación, en tercer año había un chico que era el más inteligente, el más
guapo, era buen deportista y todos lo
querían.
- En un grupo siempre tiene que haber alguien así – dije yo. -El caso es – continuo - que al iniciar el tercer año él murió, hay
varias teorías al respecto de su muerte, una de ellas dice que sus padres chocaron
en su auto, otra que su casa se incendió
y la última es que se suicidó.
En cualquier caso a todos sorprendió su muerte, pero un día una
chica se levantó y dijo “¡Él no está muerto! él está ahí sigue vivo ¿no lo ven?”
y señalo su banca, todo fue como una reacción en cadena, los profesores decían
lo mismo hasta la graduación se dice que el director hizo arreglos para que su
banca estuviera en la ceremonia de graduación.
Parecía solo un cuento de estudiantes
hasta que los alumnos y el maestro se reunieron para tornarse la foto grupal,
después de revelarla pudieron ver al chico muerto en la foto. Al mirarla
todos estaban pálidos y asustados!
-¿Y que tiene que ver con mi
nombre?- Dije inquieta -Pues existe el rumor de que tu mamá estudió aquí el primer año -dijo incomodo- y que fue
la novia del fantasma de la foto en ese
entonces -La verdad yo no sabía eso- Dije confundida -¿De verdad no lo
sabias? -No, dije inmediatamente, pero gracias por la información-entonces me
levanté y me fui de ahí un poco enojada.
El 22 de Diciembre recuerda
que me sentía un poco mal y salí al pasillo, a lado de mi había un chico que no
se daba cuenta de mi presencia, tenía el uniforme de la escuela y miraba el
suelo -¿En qué grupo vas? Le pregunté -En 3°C- respondió con la mirada
en el suelo. Yo no podría creer ese chico iba en mi salón, solo me sorprendí -¿Cómo
te llamas? -Soy Johan, Johan Ramírez- dijo mirando el suelo, siempre al suelo. ¿Desde
cuándo estás en ese grupo? Bueno, es decir, como no te he visto en la clase desde que estoy
aquí es raro que digas que estás en 3°C. Entonces levanto la mirada hacia mí y
dijo -Bueno es que, tu eres la única que me puede ver ¿Por qué solo me pues ver tu? Me preguntó Yo no sabía que decir ni que hacer, fue
entonces cuando recordé la historia que me contó Israel y aquella banca vieja.
En ese mismo instante el subdirector
fue directamente a mí, me miró y salió
corriendo. Israel venía también en ese
momento, me miro, se detuvo unos segundos y corrió hacia las otras escaleras, mientras él las bajaba tropezó
y cayó en una ventana, el golpe hizo que
un cristal se rompiera y se le enterrara en la garganta, yo corrí hacia él y
con su último aliento dijo.- Johan… esta… A. tu lado. Y sus ojos se cerraron
lentamente.
lunes, 3 de octubre de 2016
Cuento
Latinoamericano
EL DOLOR DE LA GUERRA
Por Mario Daniel Hernández Fernández
Alumno de segundo de secundaria
“Yo solo quería ser una
persona normal” me lo decía a mí mismo desde que tenía unos diez años, mi padre era un soldado enviado a la guerra, con respecto a mi madre, desgraciadamente murió cuando tenía apenas dos años; yo no la recuerdo muy bien, mi padre decía que ella era la mejor y que le
hubiera gustado conocerme.
Pensaba que mi vida iba a ser
normal después de los sucesos trágicos que ocurrieron Durante la Segunda Guerra Mundial, sin embargo no fue así, el dolor continuo por un periodo de tiempo, mi padre tuvo que irse de la casa, él me prometió que volvería muy pronto, me quede solo en la casa sin que nadie me cuidara.
Los primeros meses no hubo problema me sentía bien, sin embargo, ante los sentimientos de tristeza y soledad mi cuerpo sucumbía poco a poco. luego de cuatro largos meses de su
desaparición no ha escrito cartas, ninguna llamada, ninguna información,
simplemente nada. He escuchado en las noticias que se está desarrollando una
guerra trágica entre los países de los Estados Unidos y Alemania. Ahora ya entiendo
lo que estaba pasando, mi padre que como dije en un principio era un soldado americano debía ir a
la guerra.
Siete meses más tuvieron que pasar desde que se
fue, ya casi no hay alimentos ni dinero para comprar nada ¿Qué pasara? ¿Dónde
estará? ¿Estará muerto? Me dolía mucho pensar en esa clase de cosas. Pensé
primero en huir, pero no tenía ningún familiar ni conocido cerca de la zona.
A la tragedia de mi soledad se sumo una más terrible. Mi casa y la mayoría de las casas de mi calle fueron bombardeadas; logré salir con
vida, sin saber a dónde ir, estoy desconcertado, no siento que estoy vivo, siento
que he muerto, lo único que pienso es en mi familia, en mis padres. ¡Quiero
estar con ellos!
Mis años de vida los he
pasado huérfano, sin historia; incluso casi sin recordar mi nombre. Lo único que
recuerdo vagamente es esa cadena de sucesos trágicos, siento que sigo ahí, sin ubicar dónde, con
ese dolor, el dolor de la guerra.
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