LA
PRINCESA Y EL GUISANTE
ADAPTACIÓN
DE CECILIA REYES BONILLA
Alumna
de segundo de secundaria
El
príncipe Adonay estaba cansado de andar por todo el mundo buscando una mujer a
la cual desposar, visito a reinas, duquesas y princesas de todos los reinos
pero a la indicada nunca la encontró. Desesperado y triste regreso a su
castillo sin esperanzas de encontrar a una esposa.
Una
noche fría y muy oscura, donde la tormenta domina, el príncipe estaba en la
sala de su castillo, cuando de pronto alguien toco la puerta, él al escucharlo
se paró y fue a abrir; cuando la abrió vio a una hermosa joven toda mojada y sucia
, la chica pidió asilo al príncipe, ella aseguraba ser una princesa pero en
realidad era una criada muy bella y codiciosa.
El
príncipe quería probar a aquella princesa y acepto darle asilo, le ordenó a sus
sirvientes que le prepararan una habitación con veinte colchones y en el número
uno pusiera un guisante y encima diecinueve colchones, así probarían que ella
era una princesa. La chica se percató de eso, fue a la cocina tomo sartenes, cazuelas y toda cosa molesta para que ella no durmiera
esa noche y lo colocó debajo de su vestido robado.
Al
estar su cama preparada el príncipe le ordeno a la joven que durmiera en esa
habitación, la chica se despidió del príncipe y subió a la cama, después de que
el príncipe se marchara bajo de la cama tomo las cosas que había sacado de la
cocina y lo puso debajo del colchón y se
dispuso a engañar al príncipe.
Al
día siguiente se paró muy adolorida antes que todos, volvió a colocar todas las cosas en su lugar
y regreso a su habitación, unos minutos después el príncipe le pregunto.
-¿Cómo
ha dormido princesa?
-Muy
mal -dijo adolorida- había algo en esa cama que no me dejaba dormir y tengo un
dolor de espalda insoportable.
El
príncipe al oír eso no dudo ni un segundo y se casó con ella, la chica se reía
sin parar pues su plan había funcionado y vivieron felices por seis años, ya
que el príncipe descubrió su engaño; así
que la despojo de sus riquezas y la echo a la calle, donde perdió su belleza porque la gente al mirarla la
insultaba y la cara le fue quemada y
ella al verse así, lloraba y lloraba.
De
tanto llorar comenzó a llorar sangre, se
sintió el monstruo más horrible de todo
el reino y termino cubriéndose el rostro con un velo negro, así deambulaba por los bosques gritando su
desgracia “¡aaaaahhhh mi hermosa cara, mi bellísima cara!” haciendo que nadie
que acercara por ahí.
Murió
triste y sola, el príncipe Adonay se olvidó por completo de ella y volvió a
buscar alguna soberana a la cual desposar.