lunes, 28 de noviembre de 2016

LA PRINCESA Y EL GUISANTE
ADAPTACIÓN DE CECILIA REYES BONILLA
Alumna de segundo de secundaria
El príncipe Adonay estaba cansado de andar por todo el mundo buscando una mujer a la cual desposar, visito a reinas, duquesas y princesas de todos los reinos pero a la indicada nunca la encontró. Desesperado y triste regreso a su castillo sin esperanzas de encontrar a una esposa.

Una noche fría y muy oscura, donde la tormenta domina, el príncipe estaba en la sala de su castillo, cuando de pronto alguien toco la puerta, él al escucharlo se paró y fue a abrir; cuando la abrió vio a una hermosa joven toda mojada y sucia , la chica pidió asilo al príncipe, ella aseguraba ser una princesa pero en realidad era una criada muy bella y codiciosa.

El príncipe quería probar a aquella princesa y acepto darle asilo, le ordenó a sus sirvientes que le prepararan una habitación con veinte colchones y en el número uno pusiera un guisante y encima diecinueve colchones, así probarían que ella era una princesa. La chica se percató de eso, fue a la cocina tomo sartenes,  cazuelas  y toda cosa molesta para que ella no durmiera esa noche y lo colocó debajo de su vestido robado.

Al estar su cama preparada el príncipe le ordeno a la joven que durmiera en esa habitación, la chica se despidió del príncipe y subió a la cama, después de que el príncipe se marchara bajo de la cama tomo las cosas que había sacado de la cocina y lo puso debajo del colchón  y se dispuso a engañar al príncipe.

Al día siguiente se paró muy adolorida antes que todos,  volvió a colocar todas las cosas en su lugar y regreso a su habitación, unos minutos después el príncipe le pregunto.
-¿Cómo ha dormido princesa?
-Muy mal -dijo adolorida- había algo en esa cama que no me dejaba dormir y tengo un dolor de espalda insoportable.

El príncipe al oír eso no dudo ni un segundo y se casó con ella, la chica se reía sin parar pues su plan había funcionado y vivieron felices por seis años, ya que  el príncipe descubrió su engaño; así que la despojo de sus riquezas y la echo a la calle,  donde perdió  su belleza porque la gente al mirarla la insultaba y  la cara le fue quemada y ella al verse así, lloraba y lloraba.

De tanto llorar comenzó a  llorar sangre, se sintió  el monstruo más horrible de todo el reino y termino cubriéndose el rostro con un velo negro, así  deambulaba por los bosques gritando su desgracia “¡aaaaahhhh mi hermosa cara, mi bellísima cara!” haciendo que nadie que acercara por ahí.


Murió triste y sola, el príncipe Adonay se olvidó por completo de ella y volvió a buscar alguna soberana a la cual desposar.